Opinión

Los Hechos

El sólido sur

Por: José Inés Figueroa Vitela

Dicen que ERASMO GONZÁLEZ ROBLEDO ya es, lo que quería ser y por eso juega a sacarle brillo a su gestión como alcalde, sin distraerse, porque aquí acaba su carrera política.

”Solo que por eso sea”,  repiten los malquerientes que se duelen en el muro de los lamentos, acusándolo de cualquier cosa por no haber llenado sus expectativas y aquellos que esperaban más, sintiéndose parte de su proyecto por lo poco o menos que le abonaron.

“ERASMO solo quería cumplirle a su padre, al que había prometido seguirle los pasos en su faceta como jefe de la comuna maderense”, insisten los autores de dicha tesis, desmintiendo a quienes han asegurado que en el camino “transformó” sus vocaciones, dejando a segundo término los cargos, cuando supo que lo suyo, lo suyo, eran las campañas.

Como quiera que sea, en Madero ya nadie se acuerda de ADRIÁN OSEGUERA KERNION, cuyos desplantes ofendieron a “propios” y ensalzaron a “extraños”, en su loco afán por dominar las costas, sin pisar la cárcel.

¿De verdad?, ahora se preguntan, quienes son enterados que en algún tiempo disputó el monto del pago a las encuestadoras, para que lo pusieran como “el mejor alcalde del mundo mundial”, en forma alterna con su vecino, como él antes, ahora reivindicado al cabecismo, CHUCHO NADER.

En Tampico igual ya se atemperó la percepción de que el último alcalde panista estaba haciendo maravillas con su municipio.

De hecho, eso ya había sucedido desde mucho antes de la conclusión de su gestión, cuando las loas pagadas chocaron con la real percepción del grueso de los ciudadanos, como enseguida se manifestó en las urnas.

La gestión de MÓNICA VILLARREAL ANAYA al frente de la comuna porteña, viene dejando constancia de que los tampiqueños no se equivocaron cuando decidieron que fuera ella quien les gobernara a partir de octubre del año pasado.

Hoy los alcances de la administración municipal morenista en Tampico, se nota no solo en las obras de infraestructura ejecutadas y en proyecto, que fueron sueño de varias generaciones y por muchos trienios transcurrieron entre las excusas que las hacían inalcanzables.

Con la transformación del municipio, la ciudad y puerto Jairo han retomado su calidad de auténtica capital de las huastecas.

Otra vez, sus instituciones de salud son la mano salvadora de una amplia región; de nuevo acá vienen a comprar, a divertirse, a pasar sus vacaciones miles y miles de familias de los estados vecinos, con los de aquí mismo y los encuentros, foros, simposios, certámenes de corte nacional e internacional ocupan la agenda de los monumentales foros domésticos.

Un nuevo dinamismo, crecimiento, desarrollo, en medio de la transformación vive Tampico y los tampiqueños con la mejor alianza que puede haber, la de sangre, entre la alcaldesa y el gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA.

Gobernadores del pasado, en algún momento consideraron trasladar sus residencia, en el retiro, a Tampico, por su belleza, cultura, comunicaciones, por su gente y su diversidad económica.

MÓNICA y AMÉRICO se están asegurando en potenciar todas esas bondades y que este siga siendo el destino y privilegio de todos los que quiera venir de visita o llegar para quedarse.

Todavía tengo presente los periplo aquellos, cuando ARMANDO MARTÍNEZ MANRIQUE con un puñado de seguidores marchaba por la capital tamaulipeca, buscando llamar la atención y conseguir las consideraciones de MORENA para que los postulará a la Presidencia Municipal de Altamira.

No fue una, ni dos, las intentonas, hasta que logró que, en efecto el “Pejepartido” lo tomara en cuenta hasta sacar el triunfo en el municipio del puerto industrial sureño.

No solo le tocó gobernar al municipio “más rural” de la zona conurbada del sur; vino a hacerlo, cuando las dinámica industrial y porteña le hizo justicia, incrementándole el presupuesto por encima de sus vecinos, que siempre le vieron como el “patito feo”.

La bonanza económica de la comuna se empieza a notar, aunque aun falta mucho por hacer y ya nadamás le quedan dos años a MARTÍNEZ MANRIQUE para demostrar que estuvo a la altura de los retos y las circunstancias.

El mote de “sólido sur”, llamaban a la zona conurbada tamaulipeca en los viejos tiempos del unipartidismo, cuando el cacicazgo de horca y cuchillo de don JOAQUÍN “La Quina” HERNÁNDEZ GALICIA mandaba… y todos obedecían.

La Quina cayó, don GERARDO GÓMEZ CASTILLO murió y JUAN GENARO DE LA PORTILLA “se voltéo.

La nueva solidez del sur se construye en sus parcelas, divididas por una calle, pero con marcadas idiosincrasias propias que, acaso se unen en una doctrina, la de la Cuarta Transformación, humanista, honesta y transparente.

De la obscenidad a la luz, es la intención.

Veremos y diremos.

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